Vivo tanto este trabajo que casi lloro»
La clase había sido impactante para ella. No por la intensidad de los ejercicios, si no por lo entregada que había estado durante toda la sesión.
Propuestas de apertura despertaron su lado más sensible. – Esto me toca por dentro, ¿sabes?- continuo diciendo.
– ¿Y no quieres llorar?
– ¿Aquí?
– Aquí, allí, donde quieras. Donde nazca el llanto.
Me miró agradecida, me regaló media sonrisa y se fue.
¿Tanto miedo nos da sentir?
En un ambiente de confianza, cuidado y presencia quiza nos podemos permitir abrir puertas.
El llanto también libera.
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