
Muchas veces en los talleres sale este tema.
¿Hasta dónde llegar con el dolor?, ¿hasta dónde estirar?, ¿hasta dónde me permito?
Sabemos que el cuerpo y el cerebro reaccionan constantemente al dolor, aunque a veces no seamos conscientes. El dolor que daña nos deja sensación de peligro y malestar en el cuerpo. Tenemos ganas de escapar, de huir, nos sentimos intranquilos y nos bloqueamos.
El dolor que cura nos deja una sensación de que hay algo por resolver. Hay ganas de soltar, de curar y transformarse. Lo importante es conocer que hay un trance entre uno y otro. Para transformar un dolor que daña en uno que cura hay que vivirlo, tomar conciencia, admitirlo y seguidamente soltarlo. El cuerpo nos da la posibilidad de hacerlo mediante el grito, las lágrimas y los suspiros. Así, escuchando el cuerpo a poquitos es posible liberar tensiones más profundas y vivir mejor.
Deseo que tengas un feliz día de soltar tensiones profundas y vivir desde tu más pura esencia. Siempre con una mirada de amor hacía ti mismo.

Laura Monfort. Licenciada en Psicología, especialista en liberar tensiones. En mis cursos y talleres te ayudo a soltar el cuerpo de tensiones, reducir el estrés y aprender a gestionar tus emociones para vivir mejor. Aprende a escuchar tu cuerpo y tu vida mejorará.
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